Capítulo 12: Las cosas que no se dijeron
«Hay ocasiones en que el silencio no es ausencia, sino el único idioma capaz de nombrar lo que nos desborda. Es entonces cuando el alma deja de buscar palabras y se inclina, en cambio, hacia gestos mínimos: una mirada quieta, un suspiro suspendido en el aire, el temblor sutil de las manos. Porque hay emociones tan vastas que sólo el silencio sabe pronunciarlas sin quebrarlas.» Parte I: Corrientes bajo la calma Los meses que siguieron a mi estabilización laboral transcurrieron con esa cadencia serena de las aguas que parecen inmóviles, pero guardan en su hondura corrientes impacientes. Aquel logro, gestado durante tres años de espera y zozobra, no se mostró con fanfarria, sino con la discreta dignidad de las cosas que han costado. Las calles, antes ajenas, comenzaron a saludarme con familiaridad discreta; los árboles del parque cercano, curtidos por la paciencia de las estaciones, me recibían cada mañana con el murmullo de sus hojas, como si reconocieran en mí a quien ha aprend...