Capítulo 19 El territorio de los amores imposibles
Capítulo 19 El territorio de los amores imposibles Con el tiempo entendí que los amores que no pudieron ser —esos recuerdos que se desvanecen como hojas arrastradas por la corriente, esos dolores que permanecen mudos en la garganta— también nos moldean con manos invisibles. Cada uno ocupa su sitio con la misma dignidad de lo vivido, aunque parezcan mínimos o pasajeros, como destellos fugaces en la penumbra que el olvido nunca consigue disipar por completo. Lo efímero —esa emoción que destella y se apaga, la mirada que no volvió jamás, la palabra que quedó suspendida en el aire como una nota musical trunca— puede volverse eterno cuando encuentra resguardo en el corazón. No es la duración lo que otorga valor a las cosas, sino la huella del cambio que dejan en nosotros. A veces, lo que más duele es precisamente lo que sostiene, lo que enseña a inhalar luz entre los escombros y a encontrar belleza en las cenizas. Me hablan de amores platónicos como espejismos que danzan en el desierto...