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Mostrando entradas de abril, 2025

2 - Páginas vividas: El umbral de lo posible

Capítulo 2 Páginas vividas: El umbral de lo posible La mañana que decidí visitar las oficinas de Manpower amaneció con esa claridad cristalina que solo poseen los días destinados a cambiar el rumbo de una vida. Montreal despertaba bajo una capa de escarcha que convertía cada superficie en un espejo frágil, y mis pasos resonaban sobre las aceras con la determinación de quien lleva consigo no solo un currículum, sino la arquitectura completa de sus esperanzas reconstruidas. La escarcha formaba patrones extraños sobre el cemento —líneas que se bifurcaban y convergían como mapas de decisiones aún no tomadas— y yo caminaba sobre ellas sin preguntarme por qué algunas parecían anticipar el trazado exacto de mi ruta. El edificio donde se alojaba la oficina de Genevieve Tremblay emergía del paisaje urbano con esa discreción calculada de los lugares que prefieren la eficiencia a la ostentación. Sus ventanas reflejaban el cielo matutino como ojos serenos que hubieran visto demasiadas histor...

1 — "El Filo de la Nostalgia: El Regreso a Montreal"

  Capítulo 1 El Umbral del Regreso « Se regresa no al lugar, sino al silencio que dejó nuestra ausencia » El 6 de junio de 2006 no fue un día cualquiera, aunque el calendario lo marcara con la misma indiferencia con que señala los cumpleaños olvidados o las efemérides ajenas. Para mí, fue un umbral. El aire sabía a promesas incumplidas y a lluvia que aún no había caído. Dieciocho años habían pasado desde que crucé las fronteras de la patria con el corazón hecho trizas y una maleta prestada, huyendo de Medellín como quien escapa de un incendio que no da tregua. Era el 26 de julio de 1988, y yo no sabía entonces que el exilio no se mide en kilómetros, sino en silencios que se acumulan como polvo en los rincones del alma. Ocho años después —en 1998— me marché a México , arrastrado por el amor, ese animal caprichoso que a veces se disfraza de destino y huele a canela tibia en las mañanas. Allí me casé, creyendo que el matrimonio sería una forma de pertenecer a algún lugar, de hinc...

Prólogo - Pinceladas Otoñales de Sabiduría

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Prólogo Pinceladas otoñales de sabiduría Cada libro respira con alma propia. No únicamente la del autor que lo forjó en la fragua de sus noches insomnes, sino también —y acaso con mayor intensidad— la de quienes lo leen, lo sueñan, lo habitan como se habita una catedral donde resuena el silencio. Pinceladas otoñales de sabiduría no fue concebido como arquitectura premeditada: brotó cual murmullo que ascendía desde estratos profundos, urgencia de nombrar aquello que el tiempo me reveló en su lengua de silencios elocuentes. Cada página que aquí se despliega es hoja desprendida de mi propio otoño: memoria que se niega al olvido, instante que se transmutó en verbo para burlar la muerte del tiempo. Este libro atesora en su tejido la voz ronca de San Carlos, el murmullo perpetuo de Medellín, el frío meditativo de Montreal . Cobija el eco de mi padre —fantasma luminoso que camina todavía por los corredores de mi sangre—, la risa cristalina de Mauricio, mi hijo, y la quietud felina de Somb...