30 Pinceladas finales sobre la existencia
Capítulo 30 Pinceladas finales sobre la existencia A esta altura de los años, cuando el cuerpo ya no grita sino que murmura y las manos, cansadas de la batalla, han aprendido la nobleza de soltar lo que alguna vez defendieron con uñas de fuego, descubro que no me arrepiento. No del ritmo errático con que atravesé los días, ni de los amores que irrumpieron como vendavales en la entraña, dejando cicatrices que aún laten como constelaciones ocultas. He sido ese pájaro sin mapa, errante y obstinado, que encuentra reposo en cualquier rama porque comprendió que el vuelo no es destino, sino método: una manera de dialogar con el aire, de acariciar lo invisible sin prometerle eternidad. Y en esa travesía, hecha de tropiezos y epifanías, aprendí que la vida no se mide en los logros, sino en la música secreta de lo que se entrega y se pierde. Hoy, mientras la memoria se vuelve un río lento y las estaciones me recuerdan que todo es tránsito, celebro haber sido viento, haber sido llama, haber s...