29 Inquilinos del silencio
Capítulo 29 "Inquilinos del silencio: Las vidas que nadie reclama" La soledad que habita los pasillos no camina: flota. Se desliza como una bruma tibia entre las puertas cerradas, se posa en los zócalos, se cuela por las rendijas del recuerdo. En este edificio de la calle De Rigaud 400, donde las estaciones se asoman primero por las ventanas y luego por los huesos de quienes lo habitamos, vivimos unos trescientos retirados. Aunque decir "vivimos" es apenas una forma amable de nombrar lo que hacemos: resistimos, evocamos, esperamos sin urgencia. Hay edificios donde la vejez no se limita a existir: edifica sus propios templos de silencio. Y en ellos guarda, como reliquias, las últimas voces de quienes se fueron. Este es uno de esos lugares. Aquí, el tiempo no se mide en relojes, sino en suspiros; en la frecuencia con que alguien pronuncia el nombre de un hijo que ya no llama; en la cadencia de pasos que se repiten sin destino. Algunos vecinos sobrepasan los n...